Alberto Marín
Aunque no sea tan famoso como Domènech i Montaner o Gaudí, también Manuel Raspall es una figura destacadísima del modernismo catalán.
Buena parte de su trabajo se localiza entre las vallesanas poblaciones
de Cardedeu y La Garriga, donde existen sendas Rutas Raspall de enorme
interés.
La Casa Barbey es la más interesante de todas su obras. La
encontraréis en La Garriga, junto a tres más de sus edificaciones, en
una misma manzana. Se trata de la más destacada obra de la que es
conocida como arquitectura modernista de veraneo, surgida en un
tiempo en que la burguesía acomodada pasaba los veranos en poblaciones
cercanas a la capital catalana, de clima más benigno y, particularmente,
de aires más puros que los de la industrial Barcelona.
Por desgracia no es habitual poder visitar su interior (esta
vivienda, por cierto, está en venta), aunque en algunas ocasiones sí que
lo es pasear por sus jardines. La cerámica, el mosaico, el trencadís y
el dominio de la curva, elementos habituales en el modernismo catalán se
dan cita en esta formidable mansión. También las continuas alusiones a
Cataluña y su imaginario, incluidos dragones y Sant Jordis, algo casi
universal también en las obras modernistas de Cataluña.